Empiezo a pensar que era verdad, lo que dijiste un segundo antes de marchar y aunque realidad yo no lo he pasado bien, te sigo esperando. Y yo, hoy camino por el agua que un día convertiste en vino; enseñándome el camino.
Perdóname ángel, por lo que te he hecho. Sabes mejor que nadie lo mucho que te quiero.
Mi teléfono no suena, supongo que eres tú. Dándome las de arena, tapándome la luz.
La luz que tú me diste, la luz que me arropaba, por eso mis palabras salen ensangrentadas.
Mira que advertiste, sí, que
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