En el instituto, en clase de literatura, tuvimos que leer Romeo y Julieta para subir de calificación. La señorita Snider nos hizo representar la obra; le dije que Julieta era idiota. Se enamora del único que no puede tener a su lado y después culpa al destino de su propia decisión. La señorita Snider me dijo que cuando el destino se cruza en tu camino, a veces no tienes alternativa. A los 14 años ya tenía muy claro que el amor, como la vida, es fruto de las decisiones, y el destino no tiene nada que ver. A todos les parece tan romántico. Romeo y Julieta, el amor verdadero. Qué pena. Si fue tan tonta como para enamorarse del enemigo, tomar veneno, e irse a dormir a una cripta, se merecía lo que le pasó.

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