Y me transformé para ella, no fui más que un amigo. Me convertí en lo único que necesitaba; un fiel escudo, alguien en quien no tener miedo en resguardarse, en su nueva casa, y yo gané a la chica más ideal. A esa que te hace sonreír con lo más mínimo, con sólo su dulce presencia. Yo un escudo para una frágil flor de Cerezo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario