Yo no quiero un amor civilizado, con recibos y escena del sofá;
yo no quiero que viajes al pasado y vuelvas del mercado con ganas de llorar.
Yo no quiero vecinas con pucheros. Yo no quiero sembrar ni compartir;
yo no quiero catorce de febrero, ni cumpleaños feliz.
Yo no quiero cargar con tus maletas. Yo no quiero que elijas mi champú;
yo no quiero mudarme de planeta, cortarme la coleta, brindar a tu salud.
Yo no quiero calor de invernadero. Yo no quiero besar tu cicatriz;
yo no quiero París con aguacero, ni Venecia sin ti.
No me esperes a las doce en el juzgado, no me digas “volvamos a empezar”;
yo no quiero ni libre ni ocupado, ni carne ni pecado, ni orgullo ni piedad.
Yo no quiero saber por qué lo hiciste. Yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes, es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas, y matarme contigo si te mueres;
porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren.

No hay comentarios:

Publicar un comentario