Nunca supo atarle los cordones a la vida.
No quería a la vida porque la vida a él no le quería.
Y cosiendo su alma rota la fue dando por perdida.
No sabia de penas, porque una pena era en si su vida.
Su corazón en fa sostenido por alambre; sustento factor siete contra la hipocresía, de esa gente sin alma que pierde la calma con la cocaína.

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