Estaba hermosa con el vestido blanco y el cabello oscuro formando un halo confuso en torno a su cara rosada en forma de corazón. Sus largas pestañas se agitaron hasta rozar sus mejillas, y sus ojos lo miraron abiertos de par en par. Su boca enseguida dibujó una sonrisa de complicidad. “Ésa es la chica con la que voy a casarme”, pensó él.

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