Así que, en vez de un aplauso de recibimiento me quedo donde estoy, sin moverme, mientras ellos expresan su desacuerdo de la manera más valiente que saben: el silencio. Un silencio que significa que no estamos de acuerdo, que no lo aprobamos, que todo está mal
Entonces pasa algo inesperado; al menos, yo no lo espero, porque no creo que el Distrito 12 sea un lugar que se preocupe por mí. Sin embargo algo ha cambiado desde que subí al escenario a ocupar el lugar de Prim, y ahora parece que me he convertido en alguien amado. Primero una persona, después otra y al final, casi todos los que se encuentran en la multitud se llevan tres dedos de la mano izquierda a los labios y después me señalan con ellos. Es un gesto antiguo (y rara vez usado) de nuestro distrito que a veces se ve en los funerales; es un gesto de dar gracias, de admiración, de despedida a un ser querido.



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