-En realidad a mí no me necesita nadie.
-Yo, yo te necesito. -Él parece enfadado y respira hondo, como si fuese a empezar un largo discurso, y eso no está bien, no está nada bien, porque empezará a hablar sobre Prim, mi madre y todo lo demás, y me confundirá. Así que, antes de que pueda hablar, lo silencio con un beso.
Vuelvo a sentir lo mismo, lo que solo había sentido en una ocasión, en la cueva, el año pasado, cuando intentaba que Haymitch nos enviase comida. He besado a Peeta unas mil veces, tanto en los juegos como después, pero solo hubo un beso que me hiciera desear más. 
Esta vez no hay nada que nos interrumpa, salvo nosotros mismos. 

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