Ginny se le acercó un poco.
-Y entonces pensé que me gustaría regalarte algo que te ayudara a acordarte de mí, por si... no sé, por si conoces a alguna veela cuando estés por ahí haciendo eso que tienes que hacer.
-Sospecho que ahí fuera no voy a tener muchas ocasiones de ligar, la verdad.
-Eso era lo único que necesitaba oír -susurró ella, y de pronto lo besó como nunca hasta entonces.
Harry le devolvió el beso y sintió una felicidad que no podía compararse con nada, un bienestar mucho mayor que el producido por el whisky de fuego. Sintió que Ginny era lo único real que había en el mundo: Ginny , su contacto, una mano en su espalda y la otra en su largo y fragante cabello...

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